Las personas que se desvinculan de empresas por diferentes motivos, en diferentes circunstancias, necesitan inevitablemente atravesar por un proceso en esa transición laboral. Ese lapso de tiempo puede ser corto o largo, pero precisa de un trabajo para elaborar la situación y encontrar un nuevo camino. Ese proceso tiene un nombre: outplacement. Las empresas suelen incluir en el paquete de desvinculación el contrato de un programa que tiene ese objetivo de contener y acompañar a las personas en ese recorrido que conlleva un estrés difícil de asimilar en soledad.
Hace años que mi trabajo consiste en estar al lado de las personas que experimentan estas situaciones. Con el tiempo, más allá de que cada caso tiene sus particularidades, se pueden sacar algunas conclusiones. Una de ellas es que las personas de mucha antigüedad, que vienen de una larga trayectoria corporativa, se encuentren perdidas, a veces sin saber qué rumbo tomar. Lo conocido para ellos es la relación de dependencia, el trabajo en una empresa con una estructura que los contenga: horarios, roles, responsabilidades y beneficios. Un corset que les marca los movimientos y los procesos.
Pasar por una reestructuración, tener una salida acordada o por el motivo que sea para iniciar un proceso de cambio, es empezar a vivenciar un mundo desconocido. Es un período que se puede sentir de diferentes maneras, pero sobre todo es una oportunidad de conectarse con lo más profundo, con lo que a uno le gusta hacer y con lo que no quiere hacer más.
Es común que la gente se sienta perdida y sin rutina. Las personas suelen acostumbrarse a lo conocido y estar inmersos en la rutina a veces obstruye la posibilidad de conectarse con lo que realmente quieren hacer. Ciertos beneficios y el confort aparecen asociados a la relación de dependencia. Contar con un salario depositado todos los meses, tener previsibilidad sobre cómo son los días, las semanas, los meses y los años. En algunas compañías, el plan de carrera hace que la gente se pueda imaginar a muy largo plazo. Por eso, cuando se termina esta etapa, aparece un vacío que de acuerdo a las características de personalidad puede ser vivenciado de diferentes maneras. Algunas con angustia, otras con ansiedad por lo que vendrá, otras con tristeza por lo que ya no se tiene más y, en algunas ocasiones, con alivio.
Pasado algunos días de la salida de la empresa hay personas que empiezan a replantearse lo que quieren y a darse cuenta que no estaban en el lugar indicado y haciendo lo que los hacía sentir bien. El acompañamiento que brinda el programa de outplacement es una manera de encontrar un lugar, un espacio, un coach y personas que están atravesando una situación similar. Lo singular y la forma de vivir este proceso son únicas para la persona. Nadie más que quien está en esa situación sabe lo que siente.
En varias oportunidades me tocó acompañar a personas que se conectan con lo que perdieron. Actos tan menores como devolver el auto corporativo, el celular y perder los beneficios los hace sentir desolados. El duelo por lo que ya no se tiene es un proceso y hay que darle tiempo para que aparezcan otros sentimientos. No se puede saltear esta etapa ya que es fundamental para no tapar lo vivenciado en el pasado.
Aparecen también sentimientos nuevos como la vergüenza. El estar sin trabajo adquiere una carga negativa. Se piensa ese estado como permanente, un lugar del que es difícil salir porque las empresas no quieren contratar gente desempleada. Esto es una percepción, un prejuicio que es necesario derribar.
Esta etapa puede tomarse como un período para realizar actividades pendientes, capacitarse, viajar, estar con la familia, conectarse con lo desconocido y descubrir lo que se quiere hacer.
Al principio pareciera que no hay otro mundo más que el de la compañía en la que se trabajaba. Luego de un tiempo, escucho que me cuentan y que se preguntan de qué trabaja la gente que está sentada en un bar a las 3 de la tarde, a qué se dedicará el que está entrenando al aire libre a las 10 de la mañana, y de a poco empiezan a descubrir que el trabajo no tiene una única forma. Trabajar, tener una actividad laboral, puede estar armada de muchas maneras. Descubrir este mundo abre caminos y la búsqueda de nuevas oportunidades que nunca antes fueron pensadas porque tampoco sabían que existían.