Los quiebres en la vida laboral nos sacuden profundamente, nos descolocan y nos sacan del estatus-quo de estabilidad y confort que brinda el trabajo. Y, sin dudas, esto es mucho más duro y el impacto es más fuerte, cuando nos sucede en una etapa de madurez personal. ¿De cuáles situaciones estoy hablando?
• Un despido
• La jubilación
• Crisis vocacional
El individuo que tiene que enfrentar cualquiera de estas situaciones, normalmente se sentirá paralizado e impotente, sin saber qué camino seguir, qué le conviene hacer, cuales son las nuevas reglas de juego, etc. Se encuentra frente al hecho incómodo de tener que tomar decisiones con poca información y recorrer un trayecto que nunca (o pocas veces) ha transitado, con la consiguiente inseguridad y temor, y lo peor, el riesgo serio de entrar en una parálisis. Hay que tratar de evitar a toda costa que esto suceda, ya que la salida se encuentra haciendo exactamente lo opuesto. Creo, que la única manera, es asumir la responsabilidad de encontrar el propio destino y de estar sostenido por una mente activa, llena de creatividad y arrojo.
Reflexión y acción
Te sugiero, si este es tu caso, que le dediques tiempo a entender tu nueva circunstancia, la de tu edad y tus posibilidades. Que profundices en tu pensamiento para entender cuáles son tus actuales deseos en lo laboral, que te repienses con creatividad y arrojo, para poder reinventarte y encontrar un camino que corresponda a tu madurez. Por eso es esencial encarar un profundo proceso de reflexión, generar ideas, evaluar alternativas, imaginar escenarios diferentes para luego tomar una decisión. No hace falta mencionar el aliado fundamental en esta búsqueda que es la red de internet, con su mega conexión a vidas y mundos diferentes, que te ayudará a ampliar ampliar tus ideas, te permitirá “abrir la cabeza”, a entender nuevas realidades sin condicionamientos ni prejuicios.
Y lo más importante: tenés que animarte a imaginarte en situaciones totalmente nuevas, que tal vez sean las que correspondan a esta etapa que estás transitando. La de tu madurez.
Una vez que tengas más en claro cual es tu nuevo rumbo, explora el mercado, hablá con tus contactos, participá en talleres virtuales que sean de tu interés (en estos tiempos en los que abundan) y cuando se pueda, asistí a ferias y eventos vinculados a tu actual proyecto. Poné en acción tu nuevo plan, tal que vayas asumiendo tu “nueva identidad” profesional exponiendo tus ideas y tus iniciativas…
Ya no estás en los inicios de tu carrera sino en los 50/60 años, estás en otro lugar que condice con tu madurez y experiencia. Y no solamente vos cambiaste, sino que también lo hizo tu entorno, tu circunstancia personal y el mercado. O sea que no es solamente uno el que cambia, sino que el contexto también lo hace. Y lo que ayer planificamos ya no es más efectivo para tu circunstancia actual.
Aceptar y adaptarse a los cambios es el gran secreto. Animate!